I don't forget it

Estaba tumbado en la hamaca, tomando el sol, cuando me llamó desde una de las esquinas del patio pidiéndome que le pasara la pelota. Al cabo de un cuarto de hora de haber estado jugando con el balón, vino corriendo hacia mí, saltó y se me enganchó en el cuello.
Pude ver mis ojos reflejados en los suyos, ojos llenos de inocencia, de sueños y muy posiblemente, de futuras aventuras.
Yo comencé a hacerle cosquillas, el reía y pateaba sin parar.
Al rato paré e inmediatamente me abrazó, dejó caer su cabeza sobre mi hombro y transmitió a mis oídos unas de las más hermosas confesiones que uno puede recibir en esta vida, confesiones que a partir de ese día... escucharía con muchísima menos frecuencia: "Eres el mejor hermano del mundo". Me es imposible evitar llorar al recordar momentos igual o más bellos que éste.

No me acostumbro al silencio de tu risa, esa risa de diez años de edad con la que eres capaz de hacerme ver que nada puede ir mal. No me acostumbro a tu ausencia. Hablar por teléfono contigo y sentirte tan cerca cuando estas a tantos kilómetros, duele, duele demasiado.
Necesito esas mañanas llegando tarde al colegio, con mamá estresándonos. Necesito levantarme los domingos y ver el Disney Channel contigo, y a tu gran Doraemon, mientras desayunamos :). Necesito esas tardes junto al calor de la chimenea, jugando al trivial o a la wii con los primos. Necesito que me saques de quicio! como solo tú sabes hacerlo. Necesito ese "mamo, no llores", cada vez que me veías triste...
Pero sobretodo, lo que más necesito, es levantarme una jodida mañana... y escucharte, abrazarte, verte.

Supongo que a todo se acostumbra uno, no?
Te extraño enano... muchísimo.