martes, 10 de agosto de 2010

Puede que pierdas el barco.

Hoy he aprendido que hay que dejar que la vida te despeine (actualizado por un rapado de la vida, si, tiene delito), por eso he decidido disfrutar de la vida con mayor intensidad.
El mundo está loco, definitivamente loco: Lo bueno, engorda. Lo bonito, sale caro. El sol que nos ilumina, arruga nuestra cara. Y lo realmente bueno de esta vida... despeina.
- Hacer el amor: despeina.
- Reírte a carcajadas: despeina.
- Viajar, volar, meterte en el mar, correr: despeina.
- Besar apasionadamente a la persona que quieres: despeina.
- Jugar: despeina.
- Cantar y bailar hasta que te quedes sin aire...: despeina.

Es ley de vida. Siempre va a estar más despeinada la persona que eliga sentarse en el primer carrito de la montaña rusa que la que decida quedarse en tierra.
Puede que me sienta tentado a ser una persona impecable, peinado y planchadito por dentro y por fuera. El aviso clasificado de este mundo exige buena presencia: Péinate, ponte, sácate, cómprate, corre, adelgaza, camina derechito, ponte serio...
Y quizá debería seguir las instrucciones pero, ¿Cuando me van a dar la orden de ser feliz? Acaso no entienden que para lucir bien, hay que sentirse bien!
Por eso mi recomendación para todos los hombres y mujeres del mundo: abraza, enamórate, viaja, levántate tarde, salta, admira el paisaje, duerme siestas, folla...

Lo peor que puede pasarte es que, sonriendo frente al espejo, tengas que volverte a peinar.